La línea de la Memoria

Ignacio García May Victoria Salvador

Por unos días coinciden en la cartelera madrileña dos reinas: Juana I de Castilla y Sofía de Grecia. Ambas soberanas comparten el gran desconocimiento que se tiene sobre su persona, han estado a la sombra de sus maridos y sus hijos.

En Sofía, Ignacio García May ha creado una línea del tiempo sobre la monarca, la encargada de darle palabra es la actriz Victoria Salvador, no imita a la reina, es una voz que cuenta acontecimientos de su vida, aunque algunas veces se convierta en algún que otra figura secundaria.

El texto es muy respetuoso, en ningún momento se especula con los hechos, solamente se muestran aquellos que están documentados. Presenta a Sofía hija, con una madre muy dura y distante, esposa, que sufre el desengaño amoroso cuando encuentra a su marido con otra mujer y madre, de un rey y dos infantas a los que ama por encima de los errores que hayan cometido.

A lo largo de los setenta minutos que dura el monologo no aparece una Sofía de Grecia de carne y hueso, lo que vemos en la representación es un retrato de un personaje con exceso de fechas y datos.

La obra comienza en el futuro, cuando le comunican a la reina la muerte de su esposo, a quien nombran como Juanito. En ese momento el libro que está leyendo se le cae de las manos, cuando lo recoge su memoria empieza a recordar otros momentos en que hizo ese mismo gesto.

Ignacio García May y Almudena Rodriguez Huertas, colaboradores habituales, han querido que el vestuario reflejase los rasgos esenciales del personaje, a través de los colores y los objetos personales que suele utilizar la soberana.

El espacio escénico, creado al igual que la iluminación por Luis Perdiguero, muestra un palacio un poco abandonado, o tal vez sea el laberinto de la memoria al que con el paso de los años le empieza a salir humedad.

Sofía hasta el 26 de junio en la sala Margarita Xirgu del teatro Español de Madrid.