¿Loca?

La imagen que la mayoría de españoles tenemos de Juana I está emparentada con el cine y el teatro. Para varias generaciones esta reina tuvo las facciones de Aurora Bautista, quien fue la protagonista de Locura de Amor un film de Juan de Orduña de 1948.

A principios del siglo XXI Vicente Aranda nos ofreció una Juana más sensual, con los rasgos de Pilar López de Ayala y con la sexualidad como uno de sus intereses.

En 2016 la reina de Castilla toma el rostro de Concha Velasco en la función teatral Reina Juana, un texto escrito por Ernesto Caballero y dirigido por Gerardo Vera.

Este monologo muestra a una soberana alejada de la leyenda popular que la catalogó como demente, para mostrar a una mujer que no quiso enfrentar a su patria a una guerra civil y se dejó manipular por su padre, su marido y su hijo. También aparece la hembra enamorada y con la enfermedad de los celos, que no la dejan vivir en paz.

En Reina Juana encontramos a la monarca en su encierro en el castillo de Tordesillas,  Allí, sola, cercana ya su muerte, realiza una confesión que recibe el público como su fuese el canónigo que envió su nieto Felipe II para comprobar que no estaba endemoniada.

Concha Velasco se entrega al personaje con todas sus fuerzas y por supuesto triunfa, es una pena que le hayan colocado un micrófono porque su discurso pierde un poco de naturalidad.

El público disfruta de la actuación y la premian poniendose en pie, mientras la actriz va saludando uno por uno a los espectadores de la primera fila.

Los que vean Reina Juana seguro que a partir de ahora guardaran un imagen diferente de esta singular soberana y se preguntarán: ¿loca?, no más cuerda que ninguno de sus parientes.

Reina Juana en el teatro de La Abadía de Madrid hasta el 12 de junio.